domingo, 24 de abril de 2016

11ª etapa. Frontera Ecuador-Perú

11ª etapa. Frontera Ecuador-Perú


Tres frontera principales conectan a Ecuador y Perú, la más oriental es la menos transitada, la más difícil y la que nos lleva a la región amazónica de Perú. Desde Loja o Vilcabamba, como es mi caso, se puede acceder a esta frontera vía Zumba y La Balsa. Tras un primer tramo de pavimento aceptable, el asfalto desaparece y se inicia una aventura interminable de barro, arroyos, laderas amenazantes que los conductores de autobús vienen asumiendo desde siempre. Los ecuatorianos y foráneos no merecen ese tormento, y menos en un entorno natural tan privilegiado. Maravilloso paisaje que se disfruta con el esfínter cerrado y el aliento contenido. 



                            Carretera a Zumba. Sur de Ecuador

                                       Carretera a Zumba. Sur de Ecuador


Desde Vilcabamba son 4 horas y media de suspense. Y lo peor está aún por llegar. Si has madrugado, puedes estar en Zumba a las 10,30 horas. Las opciones que tienes son dos: esperar a que la chiva (autobús adaptado) salga a las 14,30 h. o buscar aliados para compartir un pickup. En este último caso y durante una hora y cuarto el vehículo trepará, saltará y sufrirá un camino aún peor si cabe que el anterior. Vivos pero con el estómago hecho un guiñapo, por fin estamos en la frontera de la Balsa. Han pasado 6 horas desde que nos montamos en el primer autobús en Vilcabamba. 


                       Chiva. Terminal de autobuses de Zumba. Ecuador.


Los trámites fronterizos son sencillos y rápidos. El guardia ecuatoriano se ofrece incluso a disparar nuestra cámara de fotos. Es aconsejable hacer en este momento el cambio de moneda. En Perú el euro es aceptado pero no cae simpático, al menos en esta zona, prefieren el dólar y ofrecen unos tipos muy bajos, no más de 3,2 soles por euro cuando la cotización oficial es de 3,7. Saquen sus propias conclusiones.
Al lado peruano de la frontera se pasa andando por un puente de 60 metros de longitud. De nuevo se rellena una ficha con los datos personales y te sellan el pasaporte. 


                                        Frontera de la Balsa. Ecuador-Perú
 

Nos despedimos de Ecuador con agradecimiento por el trato correcto recibido, con el recuerdo de las víctimas del terremoto y la mente llena de imágenes fantásticas, de naturaleza y del olor de las comidas. Ecuador es el país que nos dejó por primera vez sin sombra, la estrella polar desapareció y un cielo nunca visto nos enseñó la Cruz del Sur.
 Ya en territorio peruano la condiciones mejoraron sensiblemente. Entramos en un territorio cafetero. Los agricultores y sus familias extienden sobre la misma carretera sábanas y plásticos para solear y secar los granos recolectados. Sólo nos queda sortearlos mientras avanzamos.
La mejor opción aquí para continuar viaje es seguir con tus aliados para, juntos tomar un taxi compartido que te llevará hasta la localidad de S. Ignacio (15 soles por persona) por una carretera, eso sí, que está bien asfaltada. Son las 15,00 horas, parada para comer. Desde este punto hasta la terminal de furgonetas hay que tomar un mototaxi. De nuevo aquí hay que armarse de paciencia porque los taxis compartidos y las furgonetas no salen hasta que no completan su aforo. La carretera hasta Jaén cae en picado. Una cuesta abajo de más de 140 kilómetros acompañados por un bosque de cataguas y por el curso del Chinchipe, tributario del Marañón. Estamos en la cuenca amazónica. Aquí las aguas no corren hacia el Pacífico, van a desaguar al Amazonas. A derecha e izquierda se suceden bosques de ladera y aparecen arrozales en bancales, cocoteros, algunos cafetales y, en general, un campo donde la actuación humana se refleja en la parcelación y la modificación del medio natural para provecho humano.


                                                   Río Chinchipe

           Campos de arroz junto a la carretera S. Ignacio-Jaén. Perú



La Llegada a Jaén se hace a las 19,00 horas. Es esta una ciudad que según los comentarios que hemos oído no dejan en buen lugar. Parece que la convivencia no ofrece buenos índices de seguridad ciudadana. Dada la hora, sin embargo, y después de 13 horas de viaje parece razonable pernoctar aquí y continuar nuestro viaje al día siguiente, sin embargo, se presentó la ocasión de proseguir con otras personas que seguían nuestra misma ruta. Aceptamos el envite y decidimos proseguir hasta Bagua Grande y nada más apearnos, aparecieron nuevas ofertas para, finalmente, viajar a Chachapoyas. Son dos horas más de viaje que pronto quedaría truncado por el derrumbe de la ladera de la carretera. Los responsables decidieron que hasta por la mañana no se iniciaría los trabajos de limpieza y metidos en una cola de vehículos a ambos lados del siniestro, nos tocó pasar la noche en el taxi. El Utcubamba, otro afluente del Marañón al que tributa en sentido contrario al Chinchipe nos cantó en voz alta toda la noche. Las primeras luces del alba iluminaron un espectáculo de miles de toneladas de barro, lodo y rocas del tamaño de un coche que habían rodado ladera abajo animadas por la lluvia.

       Deslizamiento de la ladera junto al Utcubamba en la carretera Bagua Grande- Chachapoyas


La máquina puso orden en el desaguisado en una hora y, cuando el monstruo mecánico se apartó, una lengua de vehículos en ambos sentidos se decidió a avanzar. Eran las 7 de la mañana. La carretera desde Bagua Grande no dejó de ascender, íbamos contra corriente. Una hora después, llegamos a Chachapoyas tras atravesar un profundo cañón de más de 50 kilómetros de longitud.







2 comentarios:

  1. No me extraña que hayas tardado con una nueva entrada. Vaya paisajes y vivencias! Cúidate.

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  2. No me extraña que hayas tardado con una nueva entrada. Vaya paisajes y vivencias! Cúidate.

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